¿Qué no estoy aquí... yo que soy tu Madre?

En México hay muchas costumbres y celebraciones, Año nuevo, navidad, dia de muertos, la revolución mexicana, la independencia entre muchos otros, pero para los católicos y creyentes una de las más importantes es la celebración a la virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.

En este día se conmemora la aparición de la santísima virgen al indio Juan Diego en el monte del Tepeyac en México, la cual tuvo comunicación con el cuatro días hablándole en su lengua natal, el náhuatl, presentándose como la madre de Dios y pidiéndole que fuera ante el obispo en ese entonces Fray Juan de Zumárraga solicitándole que se construyera un templo en su honor en ese cerro. El indio Juan Diego fue humilde y dócil ante la voluntad de la Virgen y fue ante el obispo. Sin embargo, ese día no lo pudo atender y se regreso ante la virgen y ella le pidió que fuera de nuevo.

La siguiente vez que fue ante el obispo no le creyó y le dijo que trajera pruebas de lo que decía, para ello Juan Dieguito fue donde la virgen y le contó, pero le dijo que regresara al dia siguiente con ella que le tendría ya las pruebas. Sin embargo el tío de Juan Diego se enfermo gravemente y decidió hablar con la virgen y decirle que otro dia cumpliría con su voluntad, que lo dejara ir a cuidar a su tío porque estaba muy enfermo, a lo que ella le dijo ¿qué no estoy yo aquí que soy tu Madre? no tienes nada de que preocuparte el ya está sano. Y lo mando a la cumbre del cerro en donde solo había pedriscos, nopales, espinas pero allí encontró rosas de castillas, flores hermosas que no era la  época para que brotaran pero esas estaban cubiertas de rocío tan hermoso y oloroso, las cortó y las llevó ante la presencia de la madre de Dios.

Ella le dijo que esa era la prueba que le pedía el obispo que las llevara, al llegar con el no lo quiso atender pero al ver las flores que sobresalían de su ayate se sorprendió mucho, ya que no era la temporada de tan hermosas rosas, y el indito Juan Diego comenzó a contarle lo que había pasado desde el inicio y que en su ayate llevaba la prueba que había pedido, al descubrirlo y dejar caer las rosas, grabada estaba la imagen de la Santísima virgen María de Guadalupe.

El obispo calló rendido ante esta milagrosa señal y pidió a Juan Diego que lo llevara a donde habría de edificarse el templo de nuestra Madre. Y desde entonces la ahora Basílica de Guadalupe, fue construida en ese cerro por la intercesión de ese indito.